viernes, 29 de mayo de 2015


LA PERMANENCIA EN EL MUNDO DIGITAL

Y escribimos y dejamos todo expuesto a la vista de todos. Y no sabemos qué se hace con ello, quién lo mira, quién lo lee, qué piensa de ello.  Lo dejamos expuesto y ya está. Como los artistas que terminan la obra y la dejan por ahí, tirada, sin interesarse por su destino ni por su influencia en el resto de la humanidad.
Lo dejamos expuesto y ya está.

José Angel Cilleruelo lo cuenta en su bitácora EL VISIR DE ABISINIA:

"Qué difícil orientarse en el bosque de paradojas que rodea lo literario. Escribo unas palabras en un papel y sé que no hay nadie detrás, y sin embargo, la densidad de una tradición las abriga y les da sentido. Escribo en la pantalla otras palabras que al instante fluyen en la red y sé que inmediatamente alguien las lee, y sin embargo, con qué desamparo se quedan ahí, tiritando. Sale el libro de imprenta y apenas alcanza a un centenar de personas, y sin embargo el libro es una obra. Existe una bitácora, y es como si no existiera nada."

Estas sensaciones, de desamparo o desasosiego, son recurrentes en los artistas de la Red.